Por las noches, mientras intento dormir, me pienso en las calles adoquinadas de Florencia, en el hostal de Munich intentando comprender la lavadora que estaba en alemán; en el hostal en Praga odiando al weón de arriba por roncar tan extremadamente fuerte y en bici en las bellas calles de Valencia.
Me pienso en lo cotidiano de esos días, en caminar sin rumbo fijo; en mis ganas de perderme.
Me pienso con nostalgia, con deseos de soledad y tranquilidad. Con la urgencia de no ocuparme de nada, de programar a diario, de hacer lo que me diera la gana.
Me recuerdo a mi misma en silencio, feliz con ser yo, con conocerme y aceptarme como soy.