05:03 El Reloj
09:41 Dulcemente Para Ti
21:41 Vi la Mar
Te agradezco, amiga mía, por tu presencia
por el cariño que me hacías en los brazos mientras yo lloraba
por preocuparte de prestarme luces para mi bicicleta en los trayectos de noche
por preguntarme cada dos horas cómo estaba en ese tiempo que estuve tan mal
por mostrarme que no puedo buscar contención donde no la hay
por ofrecerme tu amor, tus brazos, tu tiempo
no voy a olvidarme nunca de todo eso
no sé muy bien qué pasó, pero te entrego el tiempo, la distancia, como un acto de mi más profunda amistad y comprensión
Te extraño mucho, eres la hermana que yo elegí.
No quiero olvidar que hubo un tiempo, unos días, unas semanas y unos meses en los que no tuve hambre. En las mañanas al desayuno no podía siquiera comer la mitad de un pan la leche me parecía demasiada comida y mi propia hija me instaba a comer. Come mamá no has comido nada
hubo meses en los que hubiera preferido no levantarme y solo llorar, en vez de pararme, hacerme las ganas para bañarme y llevar a Alicia al jardín. Sentía un dolor inmenso y terrible, pensaba un montón de cosas, buscaba pruebas del abandono, lloraba recordando el pasado y el tiempo que fue mejor. Miraba a la gente caminar, andar en micro, sonreír... y yo me sentía tan podrida, tan vacía, tan puesta en este mundo... iba a trabajar pero ya nada era transparente, todo lo que transcurría se sentía como visto desde fuera, como si yo fuese otra persona.
hubo semanas en las que tomé medicamentos para manejar mi angustia, para callar mis pensamientos destructivos. Fui al psiquiatra, me acompañó mi amiga Fran, hablé con mi psicóloga de siempre y comencé una terapia de pareja. Fui amada por otras personas, contenida, abrazada, querida. Sentí amor mientras me sentía vacía, dañada, poca cosa.
hubo días en que lloré tirada en el suelo, en los que le grité cosas horribles a la persona que más he amado en este mundo, en los que pensé lo peor de la persona que más he amado en este mundo. En los que esa misma persona me vio caer, me vio abajo, me vio abatida, vulnerable, rota... pero no pudo, no quiso, no supo hacer nada.
Tus abrazos ya no me consuelan
Sabes que mi herida sangra
Pero pones el dedo encima, de nuevo
Pareciera que cada vez que puedes
¿Y si ya no hay nada por hacer?
¿por qué me cuesta tanto?
Cuando duele así,
Tengo una imagen que me hace daño
De otros brazos que me consoloban
De otras palabras que me calmaban
¿Dónde está?
A ratos parece que ya no hubiera nada
¿ será que así sabe el desamor?
que viene lento
que atosiga
que no tiene prisa
pero revuelve todo
¿cómo se siente el amor después del amor?
¿cómo se ama cuando tanto se daña?
¿hasta dónde hay que intentar?
¿cuál es el límite del amor?
¿será que estamos estirando el final?
que no queremos asumirlo
¿será que hay esperanza en nosotros dos?
en lo nuestro
en lo que fuimos
¿tendremos un futuro, después de tanta herida?
¿cómo reparar cuando ambos estamos tan heridos?
Querido amigo Pablo
Es primera vez que aquí escribo por la amistad
Y qué alegría poder amar así también, tan honesta y profundamente
A quienes llegan a llenar nuestra vida con la pureza de la compañía y el compañerismo
Pablo, cómo quisiera verte reír desde dentro, sin ese pesar que sé cómo se siente, que duele y cala en lo más hondo, que remece todo lo que hay y muestra todo lo que no
Pablo, eres total. Tu bondad es infinita. Eres solidario, paciente, abierto. Nunca me había sentido tan cómoda en un espacio laboral, en que siento que lo que tengo por decir es valioso. Me has enseñado a ver lo valioso que hay en mí, a través de tus ojos y tu sensibilidad del mundo.
Gracias, Pablo. Por estar en mi vida. Por dejarme estar en la tuya. Por construir conmigo esto tan bello, tan sincero y transparente. Me emociono.
Quisiera tenerte siempre, porque como tú hay muy pocos. Tal vez a tu alrededor son muchos, pero es porque tus redes son de bondad. De personas bacanas.
Me dio tanto gusto andar en moto hoy contigo, ver cómo te preocupas por otres, notar tu prudencia pero también tu valía, tu fortaleza. Te admiro mucho. Y ya te dije que tengo miedo, porque me has domesticado, y ya sabemos qué pasa cuando pasa eso.
Gracias por tanto, querido amigo.