sábado, 24 de marzo de 2012

Maxi.



Mi perrito... ya no estás para mover la colita en la ventana de la cocina.
Ya no estás para ladrar en los temblores ni para esperar la llegada de tu familia.

Ya no estás para hacernos un poquito más felices ni para quitar el pan de la mesa después de que estábamos almorzando.
Ya no estás para comer tomate, para pedir los huesitos de la carne.
Ahora estás en quizá dónde y tu cuerpo en ese hoyito, todo empolvado y blanco.
Pero estarás entre nosotros. Desde el primer día que llegaste. 
Estarás en nuestros recuerdos, siempre.

Te Amamos.

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